sábado, agosto 13, 2005

Psicosis y cigarrillos..

Ella descansaba en la cama, mientras el cigarrillo se consumía en el cenicero.
Su brazo izquierdo colgaba mientras dibujaba garabatos sobre la alfombra roja.
Ni siquiera notó mi presencia, solo divagaba sobre las estrellas que no querían sonreirle, hay veces que no salen porque no quieren verme decía.
Sentada en el piso, tomé el cigarrillo, le dí una seca y lo apagué. Ella siguió hablando. Anoche como todos los martes la esperé en el balcón, pero ella no apareció,me dejó, me dejó, repetía mientras sus ojos se inundaban. Y entre sollozos agregó, ella sabe cuanto la necesito, ella sabe.
La mire fríamente y ella ignoró que cada palabra me desgarraba.
Suspiró y se sentó, estiró el brazo y tomó la caja de puchos que estaba sobre la mesa de luz, también el encendedor. Saco un lucky y me pasó la caja, convidándome, quedaban cinco, dos Lucky, un phillips, un Marlboro y un mentolado, tomé el mentolado. Recuerdo que ella compraba siempre diferentes para no acostumbrarse a un solo sabor, no le gustaba la monotonía.
Ella fumaba lentamente, dando bocanadas ahogantes. Aún tenía el rostro empapado.
Ella era así, una mezcla de alegría y psicosis. Siempre pensé que era algo suicida, la forma en la que se sentaba justo en el borde del balcón o la manera en la que miraba el filo del cuchillo. Era bastante más rara de lo común.
Después de haberme ignorado por largos 45 minutos, ella dijo me siento mucho mejor, que bueno que estuvieras acá. Se levantó, caminó hacia el baño, se escucho la canilla, el agua al golpear contra la pileta,la cadena y luego los pasos al entrar de nuevo a la habitación. Se puso su vestido blanco, peinó su largo pelo castaño, se hizo una trenza, y se fué.
Yo terminé mi cigarrillo y salí del departamento.

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