Dream, dream, dream...

Mi difuso boceto de vos me recuerda lo hermoso que era verte reír, lo mucho que te extraña mi piel, lo mucho que me hacías sentir (y temblar).
Mis realidades te encuentran, y no es esta -ni la de todos- mi realidad, sino otra, totalmente diferente.
No hay café, no hay sahumerios, no suenan violines, no hay nada.
Ni ecos. Ni humo. Ni ondas invisibles de tu perfume.
No queda nada que indique que estuviste acá, alguna vez, no hace mucho.
No existe evidencia, simplemente porque nunca viniste.
Son sólo espejismos...
Espejismos de un vos y yo que nunca fué.

Plegarias.

Hay días-noches en que todo lo que logre se hace minúsculo...
Días en que las personas que me rodean se hacen invisibles, días en que la luz se hace escasa.
Hay días en los cuales las mariposas parecen dejar de volar, o vuelan demasiado lejos de acá.
Y son esos días, los que me hacen ver todo como si estuviera en lo alto, veo todo pequeño... Y no hay nada que quite el maldito vacío que se siente dentro...
Son esos días en los que mis plegarias al Señor se levantan casi sin alas, pero ahí van, a su encuentro... pidiendo que vuelva a encontrar azules en los grises.