domingo, junio 29, 2014

El destiempo,
el apuro o el letargo
sólo es demora.
No existe el des-tiempo,
aunque todo parece sugerir lo inoportuno.

Que hay pactos anteriores a tu llegada,
que tenés que contener, comportarte,
y ponerte de rodillas frente al respeto.

Y aunque no sepas cuándo es el momento,
la paciencia no es tu aliada, lo sabes.
Y te mordes sucesivamente el deseo
sólo porque estás a destiempo,
destiempo de qué?

¿Cuándo es el momento perfecto
para saltar?
preguntaste al mismo que te sentenció.
Pero no supo que responder,
sólo estaba ahí para señalarte.

Y seguís caminando, un poco aturdida
pensando qué hacer
con las ganas.

Porque ese encuentro no fue casual,
y cuando alguien te mueve tan intenso
sabes que vino a enseñarte.

Es que nada, nada es inoportuno,
cuando la piel te habla así.