domingo, febrero 26, 2006

Ajeno.

Debilitada.
Terrible visión de tus alas y este cuarto lleno de plumas esparcidas, crudamente fingidas.
Y mis labios escupieron una mentira, directo a un alma ilusa que aún cree en reencuentros menos vulgares que esos que se ven en el bar de la esquina.
Te esperé en tantos lugares equivocados y aún te sigo esperando por donde nunca andarás.
Es que amo tus labios voluntarios del silencio, amo tus labios labradores de la piel más delicada que me resguarda.
Puedes taparme de la arena que se esconde en tus bolsillos, el viento está soplando fuerte y mis pies ceden sin querer.
Y estás oscuro entre las paredes de mi pecho... y aún así estás claro en las paredes de un sonido invisible que te susurra palabras dulces.

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