lunes, mayo 21, 2012

De como los hombres me piden que los espere

 Él, como otros que ya habité,
 me pidió tiempo
 y yo pasé otra vez a la lista de espera
 a la maldita sala de incertidumbre
 con la ilusión de un reencuentro
 para conocernos.

 Nunca fui buena esperando,
 así fue que, como otras veces,
 me despedí de él antes de darle la bienvenida,
 simplemente no puedo esperar la oportunidad
 de tener una oportunidad.

 Me parece absurdo fingir interés
 cuando estas buscando desentenderte
 cuando en realidad las cosas son más sencillas
 de las que las hacemos vos y yo (así, sin chance de un nosotros)
 siento haberte hablado de mis ganas de vos.

 Siento haber dejado a mis impulsos ser,
 maldita sea cuándo aprenderé.
 Lo sé... 
"Probablemente nunca"

2 comentarios:

Ema dijo...

”Hubo un momento en nuestra vida en que estábamos tan unidos que nada parecía obstaculizar nuestra amistad y nuestra fraternidad, y sólo un pequeño puente de peatones nos separaba. Cuando estabas a punto de cruzarlo te pregunté: “¿Quieres cruzar el puente para llegar a mí?”. Pero ya no quisiste hacerlo; y cuando te lo volví a preguntar te quedaste callado. Desde entonces se han interpuesto entre nosotros montañas, ríos torrenciales, todolo que separa y despoja, y aunque quisiéramos reunirnos, no podríamos. Pero cuando ahora piense en aquel pequeño puente, las palabras te faltan y sollozas y te asombras.” -Brauer dejó el libro-. ¿Cómo lo interpretas?
– No estoy seguro.- Freud se puso de pie y se paseó ante la estantería mientras hablaba-. Es una imagen curiosa. Razonemos. Una persona está a punto de cruzar un puente de peatones, es decir, a punto de acercarse a otra persona, y ésta, de pronto, invita a la primera a hacer lo que planeaba. Pero la primera persona ya no puede hacerlo porque parecería que se somete a la otra: el poder se interpone en el acercamiento."


Me hizo acordar a esto.. ¿?

Ana Lucía dijo...

Gracias Ema. Hermoso eso, hermosa tu presencia!