Décima noche de credos esperanzados. Décima pero potente como miles. Décima dolorosa.
Los astros me apuñalan, el azul penetra la piel y se sumerge en un todo que le responde sin combatir.
No hay nada más que un montón de sueños apilados en ese rincón, maniáticos desesperados.
Y esa cama aún espera recibir más peso, espera algo más que lágrimas... quizás -sorpresivamente- te espera.
1 comentario:
Las camas siempre nos parecen demasiado grandes...
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