Te extraño,
cuando arrojas desesperación...
Porque siempre que llega tu forma
en mis noches de odio
dejo de pertenecerme.
Tanto amor
no debe andar insoportable.
Será mejor hundir en aguas
tus violencias
y que estalle esta cabeza de hombre.
Espero de angustia en angustia
el viaje de mis horas cautivas.
Te pienso involuntaria,
con dolores de clausura
y caminos desiertos.
Avanzan por tus faldas
tempestades de redención
y camina por el viento
tu hermosa crueldad desenfrenada.
Voy a tapar tu imagen en la tierra
hasta dejar sin fondo
el espacio y el olvido.
Te extraño
con siglos de numerosas muertes;
por eso, este dolor acostumbrado
y nuestro afán indeclinable
de recordar lo eterno.
Felipe Rojas
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