La fiebre..

La misma imagen repetida, como una pelicula vieja atascada en el proyector, esas que el tiempo fue deteriorando. Esquirlas de un ayer efímero, casi inmejorable.
Preso de este virus maldito, tu rostro pálido busca la salida, alucinas ese oasis y cuando llegas descubres que la fiebre te jugó una mala pasada.
Las drogas parecen no causar ningún efecto. Sientes ligeros pinchazos en la piel, el frío de la aguja penetrando tu piel, pero nada te trae de vuelta, sigues perdido...
Despiertas en una cama que no es tuya, escuchas voces pero no entiendes que dicen, a tu costado una ventana que da a un patio, de hospital. Ves la lluvia cayendo a través del vidrio, piensas en los días que han transcurrido desde ese fuerte dolor de cabeza y ese mareo terminado con un golpe en la cabeza. No tienes noción del tiempo. Buscas un rostro conocido en el pasillo, solo ves a esa enfermera sonriente que te acerca el vaso de agua y ese agua que sabe tan dulce o es tu sed lo que hace tan exquisita.
Las sabanas huelen a suavizante y el ambiente a desodorante frutal. Solo pasaron unas horas desde que despertaste y ya extrañas las paredes de tu habitación, el aroma a incienso, el silencio tan particular y hasta el maldito ruido de los autos por la calle.
El peso de tus párpados es demasiado y no tienes opción, débilmente te sumerges en un nuevo sueño, y cuando abres los ojos ves a tu familia que te recibe con una cálida sonrisa, que te acuna y te devuelve al hogar.

Hoy fue un día de estos, en los que el sol interno parecía brillar con tanta fuerza. Luego perdí la razón jugando. Ahora solo llueve y aunque ame cada increíble gota y cada relámpago, las tormentas solo me recuerdan a vos. Hoy prefiero el sol...

***

Criaturas encantadas. Seres dotados de belleza. Pureza.
Solo girando en torno a las agujas del reloj, siguiendo el tic tac.
Flores por doquier, más bien jazmines y las otras. Mariposas multicolores deleitándose con sus perfumes.
Pisadas en el verde pasto. Risas.
Solo atinaba a esconder las lágrimas con mis manos, tantas sensaciones incontenibles, apuesto a que es solo una psicodélica fantasía, eso nada más.
A lo lejos percibo ruidos, se acercan, ya casi distingo lo que escucho. Camiones que me rozan, el cinturón molestando mi cuello. Los ojos entreabiertos ven a mi padre manejando, más bien la parte trasera del asiento.
Y solo renace una pregunta… ¿Papá cuanto falta?

Cierto hogar...

Leyendo esas palabras en el monitor, entendiéndolas lentamente hasta lograr sentir la misma esencia del autor. Tanta energía fluyendo, el ambiente se vuelve mágico, permanezco quieta, inmersa en el. Huelo ese aroma tan particular, ese a familia reunida, a voces conocidas, me siento tan cómoda que me quedo como dormida por unos momentos.
Cierro mis ojos y veo rostros desconocidos, que me miran como si me conocieran, como si supieran quien soy realmente, más allá de la piel. Tanta calidez en sus miradas y ni siquiera sé sus nombres, ¿Quiénes son? Necesito saberlo y ahí están brillando en la oscuridad, esperando con una sonrisa. Un mar de pensamientos azotan en las paredes de mi conciencia, una idea brillante…
Ustedes saben quienes son esos desconocidos con alas invisibles…solo díganme nombres, solo nombres.

Noche..

Ojalá le encuentren su propio significado, así como yo el mío.

A un costado tu figura imperfecta al otro el vacío o la nada. A la derecha vos, paciencia, comprensión, apoyo, compañía y al otro la sencilla soledad. Miré ambos lados, cansada de pretender ser lo que esperas, me rendí a la soledad, hoy no tengo ganas de tu sonrisa.

Boletos sin destino final...

No depender, tan difícil, tan utópico…imposible.
No depender tanto, complicado pero alcanzable.
La vida suele parecerme un colectivo que no llega a mi destino final, tengo que bajar en cada parada y decidir a que otro quiero subir, las personas son pasajeras y al final solo quedo yo.
Quisiera entender porque me convenzo de ser lo que quiero ser, eso es una de las mayores mentiras que he pensado, aunque hablando entre mí lo he pensado pero no creído.
Cada día me esmero por aceptarme y a partir de ahí mejorar pero, ciertamente hay un camino tan difícil de transitar, tantas veces me tropiezo y la mayoría de esas veces es por apresurarme en cada paso. Creo que el verdadero logro solo se produce si hay un sincero deseo y esperanzas para sobrellevar cada desliz con la mayor convicción posible...
No sirve arrepentirse de lo hecho, solo se construye a partir de la propia experiencia y esta se gana con errores y triunfos.
Paz...