viernes, septiembre 30, 2005

Encuentro..

- Disculpe, William?
-Si, y usted debe ser Anne.
-Así es, la misma impuntual de siempre, sepa usted disculparme.
-Oh, no debe preocuparse por eso, acabo de llegar.
-Por fin tengo el gusto de conocerlo.
-Si, lo mismo digo. Usted es tal cual la imaginaba, las mismas manos artistas de esos renglones tan maravillosos.
-Muchas gracias. Usted ha sido mi compañia en las largas noches de insomnio, conservo cada una de sus cartas en el cajón de mi mesa de luz.
-Oh es un placer velar sus noches, madame.
Sonrío. -Le molesta si fumo?
- No, para nada. Es más me gustaría que me convide con uno, es una ocasión muy particular y sería un placer compartir un cigarrillo junto a usted.
- Sirvase. (mientras lo toma observo sus manos blancas, sus dedos perfectamente soñados, hasta deseé que alcanzen a rozarme)
-Me temo que tampoco tengo encendedor.
-Por supuesto.( la llama iluminó su rostro, pestañeaba lentamente como si los párpados le pesaran demasiado)
- Ahora cuenteme de sus días, leyó el libro que le recomendé?
- Claro. Me agradó muchisimo sobre todo el segundo capítulo.
-Ah si, es uno de mis preferidos.
-Y usted, sigue trabajando demasiadas horas puedo notarlo por sus ojeras.
-Si, pero usted bien sabe que esta temporada es la que más me mantiene ocupado en el año.
-Lo sé, pero debería dormir bien por la noche y trabajar más durante el día.
-Querida Anne, las noches son mi musa, usted sabe que las palabras surgen mágicamente cuando no hay mucha luz y ruido. Dígame, qué escritor duerme toda la noche?
- Tiene razón, suele pasarme lo mismo.
- Son circunstancias que no pueden ser ignoradas simplemente, mi mente es conversadora y no le importa si mis ojos están cerrados o abiertos.
-Entiendo.
- Le agrada el lugar que elegí?
-Si, es perfecto. Hasta suena buena música.
-Si, suelo venir a tomar café las tardes lluviosas y mirar por la ventana que está a su lado las gotas caer, las parejas corriendo y las madres preocupadas. Las mejores cosas que escribo nacen de esas tardes.
-A mi me gusta sentarme junto a la ventana y oler cuando la tierra comienza a mojarse y desde ahí levitar. Es lindo, muy lindo.
-A mi me pasa parecido. Es un olor muy particular.
- Qué me diría si lo invito a que me lleve a dar un paseo?
-Le diría que lo pensé y no me atreví.

-Ok. Vamos?
- Si, permitame dejar una propina. Ya sé por donde llevarla.
Caminamos por largo rato por calles empinadas con la luna curiosa que nos observaba minuciosamente. Hablamos de los detalles de nuestras almas viajeras, de cosas tan nuestras.
-He soñado varias veces con esto y la mayoría han sido despierto y debo decirle que ninguna de mis versiones se compara con esta, ni exageradamente.
- Eso es bueno, cierto?
-Claro.
Luego solo un intervalo de silencio. Llegamos a una esquina y nos detuvimos.
-Debo irme, usted ha sido una gran compañía en esta noche, espero seguir recibiendo sus preciadas cartas y volver a encontrarla por el mismo barrio.
-Seguramente William.
Me abrazó y nos dimos una última mirada, luego se alejó lentamente por una calle oscura.
Supuse que se fué antes de que la charla se volviera monótona y se pierda toda la perfección del momento.
La próxima carta que recibí decía:
Querida Anne: me fuí antes de que me vencieran los impulsos hacia sus labios. Espero no lo haya notado.
A lo que respondí:
-Lamentablemente no lo noté.

martes, septiembre 27, 2005

Esencia de luz...

Rasguños gritando en la fría lluvia...
Voces que se consumen en el viento desesperado, la furia destruyendo los objetos que ahora se han vuelto inanimados con el recuerdo doliente de su creador.
Lágrimas insuficientes que caen al suelo sin ser notadas.
Sangre brotando de las heridas, escurriéndose rápidamente con el golpeteo constante de las gotas, sangre que se derrama libremente, ignorada por el sufrimiento esencial.
Tanta magia convertida en veneno, quema mis venas.
Reproches que se atascan en mi garganta y gritos sin voz.
Mi pecho se ahoga y las convulsiones me arrojan al suelo, percibo a mi lado ninfas y mariposas taciturnas que solo ven mis últimos instantes, se sonrojan y miran fijo mis pupilas, la expresión de sus rostros demuestra la gravedad de mis heridas, lentamente se alejan de mi rostro y comienzan a recoger los pedazos de alas que el viento separó de mi cuerpo... tratan de enmendarlas, yo suspiro y las miro dulcemente repitiendo un adiós en silencio, cierro mis ojos y siento caer sus frágiles cuerpos desesperanzados a mi alrededor.

"...Comprendí que las criaturas de luz no viven del recuerdo..."

domingo, septiembre 25, 2005

Un Te Amo eterno..

Sabrá ella que la extraño aún estando a mi lado...
Que extraño que sus sonrisas sean para mí, que sus pasos la dirijan a mi puerta, que extraño sus dedos bailando sobre el monitor describiendo algún jardín imaginado.
Que extraño sus aterciopeladas cartas sobre la mesa, su pelo despeinado acostado sobre su espalda.
Que extraño hasta la frialdad de sus miradas, sus inusuales caricias y hasta esos gestos suyos que detesto.
Sabrá ella que mi orgullo no tiene nada que ver con mi silencio, que no le pido perdón por miedo a lastimarla otra vez, que sus alas son tan frágiles que temo apretarlas demasiado fuerte y quebrarlas y no soportaría eso.
Sabrá ella que extraño su dulce magia colmando mis días...?

martes, septiembre 20, 2005

Noches como éstas..


Noches como éstas me recuerdan tantas cosas.
Me recuerdan que puedo dejar mi alma al desnudo, dejando que la soledad penetre cada hebra, volviéndome su esclava.
Que duele que esta noche para dos sea solo para mí.
Que mi oídos se consuelen con canciones de amor.
Que el perfume que huelo sea de mujer, que mi pelo sea un desastre y mi ropa de cama.
Que las manos solo busquen un lugar calentito en los bolsillos.
Que mi pies estén guardados y no descalzos.
Que las probabilidades son muchas y las convicciones pocas.
Que no se puede vivir sin sueños.
Que me equivoco más veces de las que reconozco y que mi orgullo es detestable.
Que te extraño y no me animo a decirlo en voz alta.
Noches como éstas me recuerdan que no puedo ni quiero dejar de besar tu recuerdo...

lunes, septiembre 19, 2005

Desde la veranda..

Desde la veranda pude verla.
Hipnotizada caminé a su encuentro.
La busqué entre pajonales, con el peso de mis dedos embarrados.
Escuché los ecos de sus pasos.
Una laguna me detuvo, frente a mí el espejo del cielo, miles de estelas regalaban retazos de estrellas, juncos que bailaban a compás del viento y luciérnagas que irradiaban luz junto a la luna, todo perfectamente imitado, hasta mi reflejo se dibujaba en la orilla, junto a mi otro yo veo su silueta blanca que, arrodillada sobre el agua juega con luciérnagas. Me ignora, maravillada con esas cosas luminosas como ella, yo solo la observo minuciosamente.
Mi cualidad de humana estanca mi cuerpo a la orilla, mientras ella camina libre de penas, con sonrisas eternas y manos frágiles, el agua como piso suaviza sus pies mientras mariposas nocturnas escoltan sus pasos..

viernes, septiembre 16, 2005

Gift..

Este es un regalo que me dio Guille(un angelito extra vestido de amigo), lo posteo porque es hermoso y porque a él le gustaría que lo haga(siempre me recuerda que debería escribir sobre mí en tercera persona). Gracias W! sos mi luz! :-)

Hace unos años atrás, un día, de un mes que no me acuerdo, conocí una de esas personas que son especiales desde la primera palabra, "ese hola quién sos?" fue mágico, como si los planetas se alinearon para ponerme en mi vida a ese alguien, cada segundo que paso desde ese momento fue especial.
Es que mi Luchita, aunque suene egoísta, mi Luchita es la luz de mis ojos, es la guía cuando estoy perdido, es la que me hace mejor persona cuando pierdo el rumbo. Quizá ella no cae en lo especial que es por que esta acostumbrada a ser ella, pero la verdad es que es la persona mas impresionante del universo. Tiene el balance perfecto entre hermosura física e interior, todo en su cara es perfecto, sus ojos de ángel y demonio, pueden despertar la más profunda ternura con solo una mirada, pero también puede derretirte con el calor que emanan sus mas íntimas fantasías, su boca podría amanzar hasta la fiera mas peligrosa con solo una sonrisa y con un beso hechizar hasta el mas negro de los corazones.
Luchita además posee una personalidad guerrera y pacífica, que simplemente puede bajarme de mi nube y hacerme caminar por donde ella quiera. La verdad es que estuve buscando en el diccionario una palabra que la describa, pero no existe así que en la primera página escribí:
Luchita: Simplemente lo mas lindo e importante que tengo a pesar de que nos separen unos kilómetros.
TE KIERO nena.

martes, septiembre 13, 2005

Visión...

Una visión reiterativa, yo cayendo por un pozo. Esta oscuro, el frío maltrata mis dedos.
Mientras caigo miro para arriba y veo rostros conocidos, ángeles que solo me observan caer.
Yo pregunto que sera de mí, descubriré lo que me espera al final de la caída o mis angeles me rescatarán antes de eso.
Tengo miedo de suponer que, quizá, ellos solo vienen a buscar mi alma, cuando mi cuerpo permanezca muerto en el fondo.

lunes, septiembre 12, 2005

Retrato...


Un retrato de mi mundo en silencio.
Muestra de soledad y mi propio aislamiento ante algunas cosas que no puedo manejar.
Algo así.
Solo arte, libre a su interpretación.

viernes, septiembre 09, 2005

Utopias..

Recuerdas esas tardes en las que el sol no permitía que nos quedaramos en casa.
Sentados sobre el cesped de una plaza, mientras que Valentino descubría esas cosas coloridas que posaban sobre las flores, y aunque se esforzaba por atraparlas se le escapaban entre los dedos, recuerdo su carita de frustración, el solo quería tocarlas aunque eso costara algunas alas. Nosotros lo observabamos como nuestro más preciado tesoro, la cosa más pura que hemos creado decías.
Al mirarte a los ojos veo a ese hippie adolescente que soñaba despierto, ese que se colgaba y me dejaba hablando sola y aún al verte recuerdo la primera vez que nos besamos o que hicimos el amor, en tu cama, ¿ te acordás?.
Todavía siento lo mismo cuando me besas, todavía sigo enamorada de tus defectos, de tus ataques de melancolía, de tus frases inconclusas y de tus silencios.
Hoy no estás a mi lado y yo a decir verdad trato de acostumbrarme a dormir por toda la cama y no solo del lado derecho. Se que esto es pasajero porque no podemos estar mucho tiempo separados, sabes que nuestras almas ya perdieron demasiado tiempo en vidas pasadas y que esta nos ha beneficiado, así que volvé que las sábanas te extrañan y yo no se como atrapar las mariposas.

lunes, septiembre 05, 2005

Mi jazmín...


Mi patio, fuente de belleza tantas veces ignorada.
Hoy el sol me invitó a salir, y me encontró deshaciendo hojas secas, llorando la vida que alguna vez existió en los pedazos cadavéricos que se escapaban entre los dedos.
Entre tanta nostalgia hallé un jazmín a mi lado y con manos esperanzadas lo rozé. Prometí cuidarlo, pero cuando iba a regarlo descubrí que sus raíces no estaban, mi jazmín era solo una rama atrevida que cruzó el muro.
Por segunda vez me topé con cadáveres y desconcertada vagué buscando algún retoño, algo que aún permaneciera vivo.
Miré a mi costado y ahí estaba entre plantas enfermas de invierno, ahí estaba, radiante, dotado de flores blanquecinas, lo examiné hasta llegar a sus pies, si estaban, el era mío.
Acaricié su esencia, sus flores y sentí una irrefutable ganas de absorber su sangre, es decir su perfume, mientras me contenía una flor se dejó caer en la palma de mi mano como voluntaria a mi deseo. Ella se desangró en mis labios, sangre dulce derramándose por mi garganta.
A modo de agradecimiento por tan dulce elixir veneraré a su progenitora, siendo así la ninfa de mi jazmín.

domingo, septiembre 04, 2005

Deseando...

Deseando imposibles científicos.
Deseando prohibidos.
Deseando no desear lo indebido, cansada de pagar las multas del deber mental.
Deseando desear lo palpable y no tanto lo volátil.
Deseando libertad moral.
Deseando algún amor real.
Deseando.
Vehemente.

viernes, septiembre 02, 2005

Un atardecer en el hotel Paradise..

Salón reformado que aún conservaba detalles de su época, cortinas blancas, techo de madera y ventanales a los cuales la vista les pintaba los vidrios azules y amarillos, casi naranjas.
Desconocidos que a pesar de los números se hacían multitud para mi cualidad de extraña. Candelas que permanecían apagadas, el ambiente solo contaba con los rayos lumínicos que se filtraban por las ventanas, la luz tenue le daba un estilo agradable al lugar.
Le eché una mirada, detallista por cierto, a mi entorno y ví un extraño no tan extraño, el notó que lo observaba con detenimiento y con amabilidad me regalo una mirada de un hola, tal vez, yo pensé que al seguir mirándolo causaría su incomodidad así que esquivé por unos instantes su rostro. Pero algo me atraía a él, como si tuviera un imán para mis ojos, mi mente creaba situaciones, imaginaba su intimidad, su nombre, el olor de su piel.
Indudablemente volví a mirarlo, ya no escuchaba más las voces ajenas, ni los susurros del mar traspasando las paredes, solo él ocupando mi todo. A la segunda mirada percibí el color de sus ojos, marrones claros, su tez blanca, su pelo castaño, sus manos jugando entre sí y la expresión de sus ojos, como perdidos.
Se mantenía parado escuchando una conversación poco interesante por lo visto, mientras yo me mantenía a un costado de la habitación, observando cada gesto de su cuerpo, emanaba pureza y complejidad.
Luego de un rato me fuí a una ventana a ver el atardecer de ese día de septiembre, lo recuerdo muy bien. Un reflejo me dibujó una silueta acercándose, y con nervios supuse que era él, se paró a mi lado y trás varios segundos de mirar el paisaje comento acerca de lo agradable que es alejarse de las personas y sus palabras. Se presentó y me invito a caminar por la playa, el era lo que yo imaginé instantes atrás, disfrutaba la lectura y amaba las tormentas, como yo.
No podía dejar de desear sus labios, ni de mirarlo. Por un atardecer ese vacío constante se esfumó... después de tres horas, aproximadamente, nos dirigimos a mi departamento, al llegar a la puerta, nos besamos tan dulcemente y lo invité a pasar a tomar un café o un té, después de una charla intensa en el living, pasamos a mi cuarto.
La forma en la que su boca encajaba con la mía y ante cada gesto de mi rostro el me regalaba una sonrisa, me estremecía de tal manera que todavía hay vestigios de el en mis manos. Al amanecer, completamente exhausta, cerré mis ojos, con su cuerpo a mi lado, al abrirlos el mismo vacío en mi cama, enredada entre las sábanas con mi piyama blanco y en la mesita de luz un papel. Nuestro encuentro terminado en la puerta con un beso y el intercambio de teléfonos.

jueves, septiembre 01, 2005

Sentada sobre una banca observo el reloj, más bien la pequeña aguja movediza. El jugaba con el celular, mientras la vista se me nublaba y solo era capaz de ver al chico de ojos castaños, el personaje de algo que escribí ayer y todavía no me he animado a postear. Solo sonreí y me sentí contenta de haberlo visto otra vez.