miércoles, febrero 09, 2005

Una extraña conversación...

La habitación se llenó de ruidos y el ambiente se colmó de esa persistente humedad, solo quedaba esperar que todo se calmara y que el silencio llegara.
Luego me imagino en un largo camino en donde las hojas caen, ya sin vida, de los viejos árboles, el viento las lleva suavemente como si hubiesen estado muertas desde siempre.
Mi mente contrapone ideas…de alguna manera una parte siente autocompasión de mi misma, la otra se siente repugnada por esa idea y piensa en todos los soles que nacieron y fueron desperdiciados por mi ignorancia. Algo me dice que la segunda es la que busco y me siento satisfecha, pero ella no, ella sigue con su discurso de buena fe, diciéndome que ya no busque, ni persiga algo etéreo, que la belleza se encuentra en las cosas más simples. Intento explicarle que entiendo lo que dice pero que existe una naturaleza en mí, que me impulsa a buscar algo desconocido, pero es demasiado obstinada y no comprende, dice una y otra vez que me gusta decepcionarme y que soy demasiado sensible. Trato de continuar con la pequeña discusión, pero no puedo ya que parece vencerme, así que le doy la razón y me quedo colgada en una mariposa prendida a una suave flor…


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