
I
Arde el fuego en tu pecho.
Arde el silencio en tu garganta.
Arde tu abdomen hambriento.
Arden tus partes constructivas..
Y a mí el mar me espera suicida, vencida... para ser entregada sin resistencia.
II
Mientras, ella ofrece ofrendas a los dioses para su salvación.
Y él llora en secreto por la jodida soledad que lo acostumbra.
La ciudad no lo recuerda, ella no lo recuerda.
Y cada luna nos vuelve fragiles.
6 comentarios:
greaaatttt
la espera desespera
al que te espera.
un placer.
cantos para un ritual a la orilla de la espuma y de las brasas, bajo la cómplice luna....
la delicadeza del paisaje me hace pintorezcos esenarios, el alma no se pierde si en la mano hay una pluma que le alivie la pena con colores!!! gracias por tus comentarios
Bellas líneas nena, en serio te salieron potentes... australes... tremendas...
Beso, Sr Br
Precios poema. Comparto contigo el fuego que desasosiega. Tienes mucha donosura para escribir y me tientas a seguirte leyendo
Saludos, un abrazo grande.
Misionero
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