
Escuchas el sistemático caminar de unos tacos, esos que podrían terminar con cualquier hombre de mirada débil. Y la ves, con su vestido rojo listo para el ataque, con sus pestañas gruesas y sus labios fresa.
La ves y sientes que el piso se mueve, que las rodillas se debilitan y tu voz, ansiosa, espera dar el salto para llegar a un si.
Y ella presiente tu terrible caída directa a sus piernas y levanta la frente aún más, un poco más.
Te roza, te mira y pierdes sin siquiera hacer la primera jugada.
Son sólo juegos sexuales, en donde siempre vencen las hormonas.
1 comentario:
sí, siempre vencen, me consta, he sido derrotado una infinidad de veces.
besos
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